Cabeza abierta y poco estructura la del Registro Civil que nos permite anotar a cualquier recién nacido bajo el nombre que uno disponga. Y es por eso que la familia Rio decidió llamar a su hijo Cristian, mientras que los Etulain Sorensen optaron por bautizar al suyo como Christian. ¿La diferencia entre los cuasi tocayos? Una letra, la H, esa misma que fue muda en la noche de Teléfonos, y no le bastó al empresario como para sacar diferencias y derrotar al psicólogo por los octavos de final del torneo de Paris en la “4ª” categoría (6-2 / 3-6 / 7-5).
El match, celebrado en la primera de las canchas con las que cuenta el complejo de Vicente López, tuvo un trámite por demás disputado, aunque siempre favorable a Rio, quién golpeando en los momentos trascendentales del duelo puedo llevarse el pasaje a cuartos. Y así lo demuestra el 6-2 del set inicial con el cual pasó a comandar las acciones.
Ya en el segundo parcial apareció el mejor tenis de Christian, que ni lerdo ni perezoso, aprovechó las oportunidades que le dio su rival para nivelar el cotejo con un contundente 6-3.
Párrafo aparte para un tercer chico que se robó todas las miradas. Y es que la paridad gobernó en el court hasta el décimo game, instante en el que Rio se terminó de adueñar por completo del rol protagónico para cerrar la llave a su favor por un reñido 7-5 final.
< Por Renso Denda