Nadie se pone de acuerdo. Y a todos les pasa lo mismo: la cámara los transforma, sea para bien o para mal. Y un caso es Claudio Pignatta, que ganó tranquilo en los octavos de Roland Garros 3a contra Martin Bolzi.
Martín es otro caso, aunque opuesto, frente a las cámaras. Se enciende una y se transforma, gana todos los puntos. Por suerte para Claudio, que venía teniendo un partido sin sobresaltos, la grabación duró poco. Por eso el inexcusable 6-4/6-2.
Nada inesperado por el año que viene teniendo Pignatta, que llega siempre a las instancias decisivas. En este segundo grand slam del año, ya está en cuartos, y ahí lo estaba esperando Dani Izarra. Se viene un partidazo.
Por Felipe Lugones