Felicidad pura, eso irradiaba el mítico, el legendario, el inefable Jorge Samoré, quien de a poquito va cambiando su estado anímico, para superarse a sí mismo, para dejar los quilombos atrás, para volver a festejar...
El tenis es su relajo, su pasatiempo, su pasión, y en el día de hoy el destino le dió una importante alegría.
En primer lugar, jugó un partidazo y se llevó un triunfo de aquellos ante Carlitos Vicente, para meterse en la semifinal de Rotterdam 9a. Muchos globos precisos, mucha muñeca y mucha entrega fueron las claves para que George pudiera festejar...
Luego, como no mencionarlo: su Racing querido logró un empate tremendo ante el clásico rival de Avellaneda y eso también es motivo de celebración.
Llegan vientos de cambio para Samoré y su sueño para este año está más que claro: "Meterme en el Masters". Un capo.
> Por Pablo Acosta