Para Flor Cantesano el viernes no podía arrancar de mejor manera. Partido de tenis y vísperas de unas vacaciones desestresantes.
Y con el condimento de que si le ganaba a Sabri Ezcurdia, se metía en la final de Roland Garros B. Y lo logró, aunque primero tuvo que superar pequeños obstáculos.
Porque recién arrancado el partido un mal movimiento hacia adelante le dejó la columna hecha percha y con un dolor que pudo superar para bancarse este triunfo en dos sets que la mete en una final más, para irse tranqui a un merecido descanso en la costa.
Por Felipe Lugones