Pero loco de verdad. De remate. De la cabeza. De atar.
Haciendo un elogio de su locura, Ariel Korín nos hizo reir una vez más: a diez minutos del horario de juego, Korín no aparecía.
Resulta que no sabía que jugaba. No había chequeado la página. Estaba empezando a prender el fuego para hacer un asadito.
Pidió que lo aguantemos veinte minutos, que se arreglaba y venía.
Se copó Pablito Santángelo, su rival, y Korín no falló: puntual como un bombero puntual, apareció a la hora acordada, preparado a medias, corriendo para llegar.
Pero no falló: dentro de la cancha se enchufó, aprovechó el timing de este buen momento y se despachó con un 1-6 / 6-3 / 6-3, para meterse en la semifinal de Washington "4a".
Después, nos dió rápido el score y se fue corriendo. Al trote. A hacer el asadito. Jaja me acuerdo y me río. Un genio Ari.
> Por Pablo Acosta