La elegancia de Horacio Di Laudo, su impronta, su marca registrada de galancito de La Paternal...todas esos factores confluyeron para que se lleve el mote de crack carilense.
Con algo de suerte tras dos WO que le permitieron llegar re fresquito a la final, Di Laudo regaló vouchers, se divirtió y fue el único de la cabaña que pudo llevarse un trofeo a casa.
Picante estuvo la final, en la que se midió ante Gaspar Gubitta, quien llegaba afilado y con ganas de robarse el título.
Pero la garra de Horacio fue clave para cerrarlo en los momentos claves, para poder regresar a Buenos Aires más que contento por los asados que se comió y por la copa que levantó.
> Por Pablo Acosta