Anita Valdez tuvo su finde soñado en Cariló. Podríamos decir que cada pieza del rompecabezas le encajó perfecto en esta nueva edición de la Copa Kirschbaum, y bastan solo cuatro palabras para describirlo: torneo, campeona, familia y fiesta.
Torneo porque había un muy buen nivel tenístico: para ganarlo había que usar la cabeza, saber cuando pegar y cuando aflojar, mantener el equilibrio y leer el partido de la rival. Parece que los consejos de su profe Mauricio le están haciendo muy bien a su juego.
Campeona porque lo hizo de vuelta: fina e inteligente en cada pelota, Ana fue construyendo cada triunfo,pasito a pasito, suave suavecito, hasta llegar a la gran final ante Glenda Tonso, durísima rival que le planteó un partido filoso.
Familia porque tuvo una hinchada de lujo, con el aliento de la mamá, quien vivió con emoción cada punto, hasta celebrar en la definición del torneo.
Y fiesta ya saben, ya la conocen. La buena onda de Anita es contagiosa, y eso se potencia si tiene el poder de hacer bailar a casi cien personas en una Cena de Gala.
En fin, la Peque lo hizo otra vez, y tras ser campeona en Tigre y San Isidro, suma a Cariló a la vidriera de copas. Felicitaciones Anita!